sábado, 20 de junio de 2015

Jurassic World. Más grande, más dientes.

"Jurassic World" es la secuela más directa que se puede esperar de aquella maravilla que en 1993 nos entregó Steven Spielberg con el nombre de "Parque Jurásico". 

Ahora, y tras dos películas intermedias que si se pasan por alto no se pierde nada, volvemos a Isla Nublar. El parque está abierto. 


El éxito de taquilla de "Jurassic World" es algo que se ha producido por dos motivos. Los niños que en 1993 y los años siguientes vieron nacer a los dinosaurios en la gran pantalla ahora son mayores y algunos tienen incluso a sus propios niños y quieren revivir y transmitir la misma experiencia a los suyos. Por otro lado, el reclamo de ver por fin abierto el parque, en activo y a pleno rendimiento, provoca una curiosidad que muy pocos han podido resistir. 



El récord de taquilla para un estreno en su primer fin de semana era algo que nadie podía esperar para "Jurassic World". Era posible que se batiera este año, pero los candidatos eran "Los Vengadores: La Era de Ultron" o "Star Wars: El Despertar de la Fuerza". La primera no lo consiguió, la segunda tendrá que subir algún peldaño más para conseguirlo en su estreno en Diciembre. 


Además, la premisa básica que desencadena los eventos de la película es algo que está a la orden del día en nuestra sociedad. Es algo tan habitual, que es normal que suceda aquí también. Renovarse o morir. Para seguir generando interés en un parque de atracciones, que al fin y al cabo es lo que es Jurassic World, hay que ofrecer al público algo nuevo para hacer que vuelvan después de su primera visita. Un nuevo reclamo. En el mundo de los dinosaurios, el siguiente paso era crearlos geneticamente. Más grandes, con más dientes, para dar más miedo. 


El problema es que no se puede prever todo, y cuando se juega a ser Dios, todo puede salir mal. Un dinosaurio con inteligencia y capacidad de camuflarse es algo que se hace difícil de poder controlar cuando se sale de control. 

Ese es el objetivo de los protagonistas, salvar el parque y sus clientes, de un dinosaurio fuera de control. Por el camino deberán hacer frente a unos niños perdidos y los objetivos militares de otros personajes para los dinosaurios.


Bryce Dallas Howard interpreta un personaje bastante insoportable de gran manera, y si no fuera por los tacones, casi nadie tendría quejas de ella. Chris Pratt demuestra ser una estrella, y además sin recurrir al mismo humor que demostró en "Guardianes de la Galaxia", algo que muchos sospechaban. Su conexión con los velociraptores era algo crítico para dar credibilidad a la película, algo que consigue aprobar con nota. 


El reparto secundario ejerce perfectamente su labor, desde los niños (Ty Simpkins y Nick Robinson) hasta los villanos de la película en forma humana (Vicent D'Onofrio y B.D. Wong). B.D. Wong vuelve a interpretar al científico de la película original, siendo el único personaje que repite. El papel del creador y dueño del parque en este caso recae en Irrfan Khan. Omar Sy y Judy Greer son otros actores que también tienen personajes secundarios en la cinta.  



Los efectos a veces son demasiado exagerados, echando de menos más animatronics como en la original, pero al final, Colin Trevorrow nos entrega un producto muy completo visualmente y de historia. Los puntos de humor y los guiños al pasado, generalmente de la mano del personaje de Jake Johnson, son bienvenidos en todo momento, sin pecar de excesivos. El guión es mejorable, sobre todo los diálogos, pero nadie puede decir que no se lo pasó bien viéndola, ya que desde el momento que aparecen las primeras notas de la banda sonora original de John Williams, ahora completada por Michael Giacchino, la pantalla nos hace viajar en el tiempo 22 años atrás. 


Nota: 8.5

Rotten Tomatoes --> 71%



Luis P.
Portátil
20/06/2015
Toma 170

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